Sentimiento de Sí (1996))
En Partes del Todo, Sudamericana, Buenos Aires, 1998
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para Vera Fogwill
El hueco de una sombra se ahonda y grave, crece como la voz, que crece y grave, cree su oración a nada.
La voz se crea en su oración a nada y la mirada se recrea
clic de la luz del intervalo que revela su oscuridad.
...cómo vuelven las antiguas nociones: lo que creímos lo soñado.
La oscuridad el hueco el mundo aparte: todas las sílabas que se omitieron vuelven.
La voz que crea en su oración y crece en su oración a nada es todo lo que hay: esa voz yo. La voz crecida. La voz que arrastra el tú. Efecto de un vacío de la lengua. Efectos de una suma paterna: yo voz crecida cálida caída.
Voz anterior. Voz que retorna y crece antes de comenzar: aquí, detrás delante antes de mi pasado.
Voz que te trae. Palabras que te traen. Todo detrás delante todo detrás y todo es una cifra de la memoria: tú voz llamada.
Lo tuyo lo que se ahonda y grave crece en su oración y en su repetición y en el instante se abre hacia atrás y vuelve a ser -detrás- tu palabra refleja.
Tu palabra refleja lo que hay detrás.
Yo aquí. Yo aquí en el bálsamo de la edad.
Yo aquí, quedándome. (Una manera de citar de estar de aquí quedar).
Una palabra trae la otra versión de sí. La transversión de sí: su no su necesario su inaudible.
Yo aquí en la flotación del mundo.
¿Ves?
oir una cadencia entre las sílabas.
...cómo vuelven las pasadas nociones: sus oraciones sus silencios.
Y cómo flotan esos muertos en sus palabras en sus sombras.
Buscando, oyendo esa antigua cadencia de sus palabras en lo metódico en la cifra en la cita de una voz anterior.
...y cómo vuelven las antiguas visiones: las omisiones los sentidos.
Vuelven aquí: en el momento de la voz. Al lugar de la voz: la sílaba la cifra que se despierta.
Esa forma es la voz.
En el instante de la voz. En el instante de la palabra. En el instante de la razón de la palabra: el eco de una voz anterior. Allí. Aquí. En el espacio temporal: citados cifrados. ARS No el canto ni la voz ni las modulaciones de la voz ni la música ni el hombre, todavía. Solo eso: el eco de una voz anterior no-oída. PERO Debemos decirlo todo de una vez: debimos saberlo todo de una vez.
Pasa de a ratos el aire de la verdad. El aleteo indefinido de la verdad.
Padre nuestro que estás en el curso de la palabra: ¿Dónde estás? ¿Dónde estaré?
Yo aquí en el trabajo lento de la materia: madera nada.
Padre nuestro que estás en la voz: ¿Dónde estás? ¿Dónde estaré en la voz?
Yo aquí en el instante de escuchar: calado callado cifrado.
Yo aquí en el sueño de la materia Yo aquí en el sueño de la razón: yo aquí soñado tramado dicho.
No hay nada mas allá de este pacto de la imaginación.
Una palabra se divide para mostrarse. Un hombre se divide para ser uno: dos.
Yo aquí en el trabajo doble de la materia: succión succión respiración. Yo aquí: en el trabajo ínfimo de la voz: nombrándose perdiéndote callando.
Y todo es una cifra de la memoria. Y todo es una cita de la memoria repitiendo.
Allí en la sílaba que se despierta: aquí, detrás, delante-antes de mi pasado ¿dónde estaré en la voz? ¿dónde preguntas "dónde estaré en la voz"..? ¿dónde vos, material? ¿dónde la voz? ¿y qué la voz? ¿y qué la flotación del mundo?
Que todo es una cifra de la memoria. Que todo es una cita de la memoria. Cálculo de las sílabas. Cálculo de las voces que se despegan de la memoria de las sílabas. Cálculo de lo que se despega y deja un fondo de transparencia inútil. Esa verdad.
Inútil transparencia: nuestra verdad. Resto de la nocturna invocación a nada. Efecto de una voz contra las voces. Efectos de la sílaba voz contra las sílabas de la memoria. Palabra "palabras".
Y aquí está el sol en la cordura del poema. Están tu voz, el sol y las palabras de todas las vecinas. Pero no está el poema: el poema es una intención buscada, un fuego de palabras. ¿Apagándose?
Una oración a nada a la mirada, a ella a ella mirada, aparecida en el poema en lugar de la voz que debí oir en lugar de la sílaba que se desplaza: mí sol de un instante: nada de todos los instantes toda de sílabas creciendo, hecha de una oración a nada: actuar... El cuerpo, ese relato, la voz, el grito, la representación del sueño: la voz que llega desde atrás, inesperada, dentro de su voz.
Llenos de sílabas llenos de citas llenos de voces tácitas citados cifrados vamos al lugar de la voz del padre.
Y todo es una cifra de la memoria. Y todo es una cita de la memoria repitiéndose. Llenos de sílabas. Vacíos de todo humano: sílabas flotando en esta misma trivialidad.
En lugar de la voz que debí oir. En lugar de las sílabas que se desplazan (¡Corren por una frase eterna de la memoria!) Esta serena trivialidad: el bálsamo de la repetición de un final que fluye.
Aquí en la flotación del mundo. Aquí en la voz -el aire cielo evocado, azul gastado en el relato. Visión. Visión repetición. Imagen sostenida de la repetición. Imagen duplicada de vos. Tú: voz en cita. Tú, retenida en ritmos anteriores: tú detenido en ese aliento detenido. Voz material, madera: carne de la madera y voz a nada gritando a nada en el final.
Versiones de Sentimiento de Sí Suma paterna: ¿Dónde estaré en la voz? ¿Por qué la voz? ¿Por qué esta sílaba -vos,voz,vos- que se repite? Entre nosotros: un gran secreto cunde. Son las preguntas, que de ahora en mas son siempre verdaderas. Cifras en la memoria: un clic y volveremos a memoria. Recuerdo que... Cantabas... Pero solo contaba la presencia de un gran hueco, sombra hueca agregándose y cantando: vos, voz. Cuando todas estas palabras caigan como al dictado, recién entonces hablaré. Mientras, seguiremos callando de vos, voz, de tu otra voz que se abre aquí y me enfrenta toda derramada. Sí, frente a mí, afirmación de un tono de la llamada voz Necesitamos esperar todo este tiempo de medio siglo para encontrarte y eras vos: sola allí, voz citándome. Hubo un momento como de luz, como un gran clic en la memoria: volábamos con la velocidad del sueño y pasamos al centro de ese gran grito de la memoria: toda palabra resumida allí, entera en una sílaba. ¡Y todo lo recordado y lo creído allí en el ruido resonando..! La voz del padre: un grito apenas de su ceño -dad- resonando. ¿Era su voz, mi voz? Solo recuerdo que disparé como quien al azar aprieta una palabra buscando sílabas perdidas. El daño estaba hecho, todo anulado sin lugar, sin tiempo. Hablaba de la muerte de un padre y narraba historias de insensatez urbana: juegos triviales del hombre y la mujer, juegos de posiciones del sueño y el poder, juegos reglados en superficie, tramas de cortesía aislada y saludos y encuentros de superficies conocidas. Pero son siempre las preguntas que vuelven resonando y solo prueban el efecto del alma vacía resonando en el alma del coro. Hablaba de la visión de una madre como un cuadro liso de mar -nada de toda ella ahí- pero ocultaba esas imágenes ahuecándose y yéndose con el relato de una guerra que ni siquiera nos pertenecía. Hay una guerra grande, hay un amor -contaba- grande, pero todo eso humano transcurría fuera de la respiración mezquina de la voz voz, mientras trataba de acotarla en un vaso. ¡Pero si fue en un vaso vacío de juegos infantiles donde yo hablé y por primera vez descubrí el eco de esa otra voz que, ajena, me pertenecía..! Yo estaba en lo inaudible: atravesado por el método y en lo inaudible. Pero suena otra música -fricción, succión, respiración- y por ella vuelven a aparecer los niños, la voz se apaga y empieza la tarea: es una lámina como de mar, vacía, que se te impone contra la cara y absorbe las palabras. Voz inaudible, ahora recuerdo una mirada -ceño inaudible- y ya no puedo ver. Despierto en otro cuadro: es un ángulo oscuro donde el polvo del sueño del salón estuvo acumulándose por años, aguardando el momento de envolverme: humo de mi respiración acabada. Allí la voz censura el estado del cuerpo: la voz, la boca, un pie que anuncia las huellas de su encuentro con superficies malas, y como redención, un ensueño de superficies muelles que nos abriguen. No quiero estar aquí. Yo necesito un aire claro para escuchar aunque vuelvan a hablarme con la voz de esos muertos. Calado, callado, cifrado: yo soy del aire opaco. ¿Y si hubiera sabido todo de una vez..? ¡Lo que hay detrás de cada uno de los hábitos! ¡Solo cuando entreveo y sospecho vuelvo a ser..! Y aquí, en la flotación del mundo, se hizo el momento de esperar justo cuando termina el tiempo. Soñabamos con la armonía de un vuelo y caímos en el agujero de las islas donde nos esperaba el miedo: el terror de las máquinas indescifrables, el terror de las proporciones, el terror de la desproporción. Calado por el sueño, callado por caer, cifrado por una voz de la memoria: el sí de las sílabas. En el instante de la razón de la palabra vuelvo a oir. Es otra vez el eco de visiones entrechocadas, un ruido de la boca del padre muerto. Padre nuestro que estás en el curso de la palabra: ¿Hay lugar? Sabía que hay ayes milagrosos que curan, pero: ¿Dónde curar? ¿Y qué? ¿Debimos dejar correr el aire indefinido de ese aleteo que nos revelaba? ¿Debo seguir en el trabajo lento de una materia que pronto se precipitará a lo suyo? Una palabra se divide para mostrarse: imágenes de palabras que pasan arrastrando partes de materia aún viva, cordones palpitantes, restos de la memoria a punto de secarse o de descomponerse. Un hombre se divide para ser uno: dos voces tratándose de oir. Imágenes de dobles duplicándose en una sucesión de espejos abierta a nada. Solo aturdido por esas voces que me hiceron vuevo a ser. Solo encandilado por las imágenes de un sueño vuelvo a ver el instante de la razón de la palabra . El instante de la palabra. La adoración apretada de cada sílaba apretada. Sólo sumido en la respiración de ese olor familiar se vuelve mi aire -escaso- respirable. Y solo demorando la succión de su cuerpo -sabor que llega gradualmente y colma- vuelve mi cuerpo por instantes a la forma indecisa que lo contuvo. Fricción, visión, respiración. Versiones de esta sílaba que corre por una frase eterna de la memoria. Voz incesante, vuelve a oír. Visiones de una cifra apretada en la memoria: componen y retocan la imagen de una ciudad apagada que mas tarde amanece y vuelve a ser. Una palabra trae la otra versión de sí, la traducción de sí, y la traición así de una ciudad que debo restaurar en los sueños. Bálsamo de la edad. Bálsamo de imaginar una ciudad en paz con sus partes intactas. Bálsamo de lo imposible. La flotación del mundo, apenas alusión a lo que busco para pasar al sueño como quien duerme. Repetición: imagen sostenida. Nada que te rodea. Soplar ese vacío. Debo seguir el curso de esta respiración y celebrar las once sílabas de siempre. Veo ahí millones: millones siguiendo el mismo paso y celebrando estos mismos acentos. Una antigua cadencia que a cada uno le reveló a su turno la voz del padre: el tono que se oscurece y cesa -gritando a nada- hacia el final. |