Domingo 15 de Mayo de 2005

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Bibliografía

 

Tiren sobre el yo líricoAgregar a mi carpeta

 

ULTIMOS MOVIMIENTOS
Por R.E.Fogwill-(Paradiso)-96 páginas-($ 20)
LA RISA CANALLA
Por Leónidas Lamborghini-(Paradiso)-88 páginas-($ 20)

 

 

 

La sagacidad, la lucidez, la incorrección política y hasta cierta ferocidad caracterizaron siempre a Rodolfo Enrique Fogwill (1941), que además de haber sido profesor, sociólogo, publicitario y editor, es crítico literario y -sobre todo- un autor prolífico en más de un género: novela (desde Los pichiciegos, que alborotó el avispero en 1982, hasta Urbana, que aún no nos ha llegado desde España), relatos (como los reunidos en Muchachas punk) y poesía, desde El efecto de realidad (1978), pasando por Partes del todo (reeditado en 1999), hasta estos Ultimos movimientos que prometen nuevos.

En este libro escrito entre 2002 y 2004, que tiene una estructura musical en que los "temas" se retoman de un poema a otro o a intervalos más espaciados, Fogwill pone en escena su peculiar distancia hiperreflexiva con una ironía que se desliza cada vez más hacia el humor. El "yo es otro" de Rimbaud se plasma casi desde el inicio del libro en la figura de "El Sr. Fogwill", "Fogwill" a secas o "El señor", o bien simplemente la tercera persona, en títulos como "El Sr. Fogwill fuma pipa", "El Sr. Fogwill, delgado, en el espejo", o "Abre el correo", y esta serie de reflexión en espejo (siempre abierta) es interceptada por una reflexión acerca de los "temas" de la poesía que repercute irónicamente sobre la primera ("El correo. El orden de la mesa. [...]/ adelgazar, fumar, mirar televisión, [...]/no son temas de la poesía"). Del tema al motivo, la ironía apunta inmediatamente a Girri en "La poesía es el motivo del poema" ("Cuando aprendió el inglés/ el señor Girrione se quitó el one.// [...] ¡El uno/ de su nombre!"), pero más allá del ataque queda la reflexión sobre el "motivo" y sobre la "materia" del poema, una de las series que retornan con sus variaciones en esta composición textual.

"Todo comienza y nace de una necesidad fraguada en/ la lengua", y la lengua es el motivo de poemas como "Verbos intermitentes", "El adjetivo" o "Puntuaciones". Motivo de reflexión son también el uso de lengua del "Sr. Fogwill", desde la "cosa" ("El uso de la cosa,/ espontáneo, aprendido/ y la palabra cosa/ que nunca aprenderá a eludir") hasta sus "casis" ("Piensa en ?casi´.// Según el ánimo todo parece casi alguna otra cosa."), y su forcejeo con las reglas de estilo ("Elude los gerundios.// Y sin embargo esta mañana/ vio el sol brillar/ -el sol brillaba-/ y eso era el sol brillando"). La lengua, se diría, es la materia. Pero en realidad "La voz es la materia del poema" ("La voz, las voces.// Son dos: escucha/ una voz que le dicta:/ la voz es la materia del poema/ y lo escribe./ [...] Materia: materia del poema/ té de la frase que divide y evoca/ una voz anterior, interior.// -¿Qué es la materia?-// -¿Qué es esa madre/ siempre dictando/ voces?-"), y esa "Madre materia", que "hace lo inmaterial/ desde los ruidos", es su motivo: "Sí: es la materia./ Causa y finalidad del ruido del poema./ Motivo: movimiento."

En estos "movimientos", la distancia reflexiva de Fogwill es a la vez un repliegue sobre la materia del poema, concentrada en una voz que diversifica los tonos, desde la ironía hasta el humor que destila, en la apertura del libro, el ambiguo "Llamado por los malos poetas" en el que se leen, a la vez, el deseo de que existan malos poetas y lo irrisorio de ese deseo. "Hay ciclos, evoluciones,/ involuciones, vueltas/ y medias vueltas de ánimo", y este ciclo de poemas está animado por el humor de un poeta que está de vuelta.

 
María del Carmen Rodríguez
© LA NACION